martes, 12 de marzo de 2013

50 ideologías de Grey

Sabemos que la trilogía 50 Sombras tiene éxito; dando por sabido ese volumen de ventas, no comprendiendo su motivo existiendo en pdf y aceptando, en última instancia, esa "cosa" como literatura, quería yo analizar sin mayor pretensión el motivo de tal aceptación popular. No cabe duda de que 50 Sombras entra dentro de esa categoría, que no nos atrevemos a definir por su elevada calidad literaria (sea lo que sea esa cosa de la calidad), que llamamos Best Seller: es decir, pertenece al Billboard de los libros gordos con tramas muy simplonas y muy complicadas a la vez, lo cual no es un gran honor si tenemos en cuenta que comparte estantería con Paulo Coelho. Al parecer, por motivos que no alcanzo a comprender, también ha sido categorizada como novela erótica y, lo que me causa aun mayor desazón existencial, novela pornográfica. No pretendo ser exhaustiva, ni analizar en detalle algo difícilmente digerible para unos ojos bien acostumbrados como los que la que escribe tiene; tampoco quiero atacar a las millones de lectoras - mayoritariamente, mujeres - que pudieran sentirse ofendidas ante la ofensa que siento al ver como la autora de semejante bodrio amasa una fortuna personal y un extrañísimo prestigio y aceptación que ya hubiese querido para sí el mismísimo y escandaloso Miller (o no, porque Henry era, como mínimo, peculiar). No, no es eso; aunque, pensándolo mejor, al menos lo que refiere a las últimas palabras, dicho queda.

¿Por qué creo yo que esos tres librillos, de considerable peso en kilogramos y escasa trama, tienen éxito? Y, lo que es más importante: ¿qué pinto yo hablando de esto en mi blog? La respuesta a la segunda pregunta es sencilla: llevo unos días hablando de ideología. He traído a Mannheim o a Scheler simplificados. Traeré a Marx, a Gramsci o a la rara Noelle-Newman. Pues eso: Ideología. Si queréis, dominante. Si no queréis, omitimos tal apellido. Ideología.

Ideología es precisamente el motivo del éxito de 50 Sombras: y sí, estáis leyendo bien. No me he vuelto loca, ni soy una paranoica. En realidad, el best seller de marras no tiene éxito porque el sexo venda - para eso ya dispone la lectora de suficiente documentación gráfica en internet a coste cero (léase esto apreciando mi recochineo profundo, al igual que el que recorre todo este articulillo) -  ni porque la campaña publicitaria de la editorial fuese, sin duda, ejemplar. El realidad, semejante campaña de marketing encaja perfectamente con las características intrínsecas del producto que vende, y con las concepciones subyacentes.

Ahora es cuando la cosa se complica y este artículo se vuelve incómodo: 50 Sombras tiene éxito porque, pese a que el marketing cuidadosamente puesto en marcha anuncie lo contrario, no transgrede nada. NADA. La lectora no se ve forzada a salir de su "zona cómoda" (como dicen algunos, y para entendernos todos) en ningún momento de la obra: tan solo está leyendo una novela rosa salpicada con alguna escena de sexo explícito (eso sí, cuya narración es una aberración estética de alto voltaje). Podemos admitir Historia de O como una novela rosa muy salpicada con sadomasoquismo, podemos darle mil vueltas pensando en la sordidez y degradación de Sade o podemos hablar de Miller, de Bataille y de quienes queráis: no estáis dentro del juego de 50 Sombras, sino radicalmente alejados. No soy yo una mojigata que se escandaliza porque en una obra literaria sueltan cuatro tacos, o porque se hable de prácticas sexuales poco convencionales: me escandaliza lo "mal colocados" que están los tacos y lo súper-convencionales y estereotipadas que son, en realidad, las escenas relatadas en las soporíferas páginas de los libros de James.

La obrita de James es una novela rosa al uso: las escenas explícitas son una parte accesoria del argumento y, en ningún caso, la narración se estructura en torno a ellas. Es más, si prescindiese de ellas, la obra no experimentaría ningún cambio substancial (con B). El héroe, Grey, se asemeja más al galán de Corín Tellado que al antiéroe de lo que se ha llamado, muy confusa y equívocamente, novela pornográfica: rico, guapo y  poderoso, pero desequilibrado. Un "enfermo mental", un monstruo inadaptado, abandonado afectivamente por su madre, al que le ha dado por el BDSM y necesita una mujer que comprenda y acepte su condición de "anormal" foucaultiano. Un "enfermo" que es enfermo porque las prácticas que le atraen van más allá del sexo vaginal, aunque ese enfermo es curado por el amor de Anastasia y, finalmente, es capaz de practicar sexo vainilla (es decir, de sentir, dar, recibir y demostrar "amor"). No hace falta que la lectora se incomode mientras lee, y no se sentirá violentada por nada nuevo y chocante: no va a encontrar nada que no encontrase, previamente, en novelas rosas. 

Lugares comunes, ideas comunes, amores comunes (y normativos). Aburridísimo. De ahí el slogan central de la campaña: porno para mamás, y, por supuesto, sin grafía. Más que irrisorio, es ofensivo e insultante. Estereotipos y clichés por doquier. Nada transgrede nada. Es un inventario de convencionalidad y de roles horrendo. Hasta las agresiones sexuales del bueno y desgraciado Grey a la bobalicona Anastasia parecen justificarse tras un velo de sentimentalismo grotesco: ¿cuántas veces, a lo largo de los tres libros, ella rechaza determinadas propuestas, siendo completamente ignorada? ¿Cuántas veces Anastasia llora tras las relaciones sexuales? ¿Por qué está llorando? ¿Qué concepción de la sexualidad femenina - y masculina - subyace a semejante hedor?

No podía dejar pasar la ocasión de haceros llegar mi opinión - porque eso sí es una opinión y no he pretendido lo contrario - ante el comentario generalizado que alude a "un buen comienzo", a "normalización" o a lo positivo que puede resultar ver a señoras leyendo libros eróticos (por cierto, la distinción erótico/pornográfico es algo que nos ocuparía sendos posts y lo dejo para otras ocasiones, porque, realmente, también es muy interesante). ¿Leer por leer cualquier cosa? No, gracias.

Nota: que, por cierto, yo también tengo ideología e, incluso, representaciones nematológicas pero, al menos, lo se y las conozco...

4 comentarios:

  1. Pues sí, creo que das en el quid de la cuestión: no transgrede nada. Yo cuando lo leí, teniendo en mente el lema "El libro del que todo el mundo habla" me quedé como...¿pero de qué hablan? Por no hablar de ciertos supuestos que parecen ser pintados como "romanticismo" o "amor" o vaya usted a saber y huelen a machismo rancio. Incomprensible como la gente se escandaliza por dos azotes o unas ataduras y ve normal que alguien compre una empresa para controlar a su pareja. Entre otras cosas.

    ResponderEliminar
  2. Como te decía por Twitter, me costó bastante controlar la ira que me sale cada vez que hablo de este bodrio infumable. Es un librillo cómodo de leer, se ajusta, no compromete a la lectora que, además, es machista porque también es cómodo serlo (aunque las contrapartidas pesen bastante). ¿Sabes la de apps que se están haciendo por un "módico" precio para controlar a infieles? Penoso.

    ResponderEliminar
  3. Mi opinión: leí la trilogia hace un año y meses más tarde empezó a tener éxito entre las mujeres de mi entorno. ¿porque ha tenido éxito entre las mujer que yo conozco? Porque el libro es simple, simple... Llegando a parecer un "fanfic" o guión de peli mala (mucho diálogo y poco relato) y estas personas no leen nada de nada. Conozco al menos a 5 personas que no abrían un libro desde el instituto y en cambio, se han leído esta trilogia... ¿por qué? pues ellas sabrán (podemos imaginarnos el motivo pero no seré yo quién lo diga xD)
    Genial post ;)

    ResponderEliminar
  4. No lo he leído, así que no puedo opinar.. pero después de leer tu magnífico artículo, no sólo no me aventuro a leérmelo, sino que huyo irremisiblemente de él, precisamente, por no ser "anormal" en el sentido Foucoultiano. ;)

    ResponderEliminar

Por motivos obvios que las personas medianamente cuerdas comprenden, no permito insultos en este blog. Por motivos, también obvios, de honestidad intelectual, tampoco los permito anónimos: si no vas a poner tu nombre, enlaza tu blog o tu twitter.
Tampoco alimento a troles: a comer, a vuestra casa.